A 22 años del levantamiento zapatista configurado como Conflicto Armado Interno y cuyo proceso de Paz sigue en crisis, los primeros Acuerdos de San Andrés en materia de Derechos y Cultura Indígena siguen siendo un referente histórico vivo, válido y vigente. Mientras el Estado mexicano los ha incumplido, el EZLN los ha ejercido en sus territorios autónomos. A los 20 años de su firma el 16 de febrero de 1996, son oportunidad de diversas valoraciones. La primera de ellas, muy significativa y relevante, es la que realizó el propio EZLN en su comunicado del 1º de Enero de este año. Procuraré entonces dos propósitos:
A) Resaltar desde la óptica del esfuerzo mediador lo que este incumplimiento significó para el rompimiento del proceso de Diálogo y Negociación hacia un “Acuerdo de Concordia y Pacificación con Justicia y Dignidad”, conforme a la estrategia gubernamental para desentenderse del carácter y tipo de conflicto y de su causa, de la Ley especial, del modelo e implicaciones de la Mesa de San Andrés, y de los compromisos sustantivos con el movimiento indígena y civil nacional representado por el EZLN.
B) Reflexionar acerca de los nuevos rasgos y retos del Conflicto Armado Interno, que a 22 años sigue vivo pero que ahora refleja una nueva situación que ya no pasará por un proceso de Paz que implique alguna negociación entre las Partes.
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