Escrito por Eduardo Vázquez Marín y Pietro Amegli.
Uno de los casos más dolorosos que ha generado la fallida estrategia de guerra contra las drogas es la de aquellos padres y madres que mueren sin conocer la verdad de lo sucedido a sus hijas e hijos desaparecidos, ya sea por haber sido asesinados en su largo caminar por alcanzar la justicia o simplemente por el deterioro físico, mental y espiritual que genera la desaparición de un ser amado.
Como lo dice Pietro Ameglio, vivir la desaparición de un hijo o una hija es “una de las formas más sádicas y crueles de destruir a alguien”. En este cuarto número, la Revista Resiliencia recupera la memoria de dos padres que no alcanzaron a volver a besar y a abrazar a sus hijos.
Lee el pronunciamiento completo en la Revista Resiliencia #4, página 77 a 82: