Ayotzinapa

  • 1. diciembre 2015
1024 681 Lekil Kuxlejal

Escrito por Elena Poniatowska Amor.

Ayotzinapa fue una hacienda propiedad de Sebastián de Viguri, quien decidió ceder terrenos en 1818 a los campesinos para que los cultivaran. Un siglo más tarde, en 1931, cuando Ayotzinapa estaba a cargo del municipio de Tixtla, Guerrero, los profesores Raúl Bonilla e Isidro Burgos solicitaron al ayuntamiento de Tixtla los terrenos de la hacienda para asentar la Normal Rural de Ayotzinapa.

Iguala es la tercera ciudad más poblada del estado de Guerrero después de Acapulco y Chilpancingo y sólo cuenta con 120 mil habitantes y un presidente municipal deshonesto, José Luis Abarca con una esposa shakesperiana que a diferencia de Lady Macbeth nunca pretendió lavarse las manos cubiertas de sangre.

Iguala es la tierra de la cocacola. Todos toman cocacola.

En México, las escuelas normales rurales tienen como fundamento la transformación social, en sus aulas han nacido movimientos como los que encabezaron Genaro Vázquez Rojas y Lucio Cabañas Barrientos en 1970.

El requisito indispensable para entrar a estas escuelas es ser pobre. La cocacola es la bebida de los pobres. En junio de 2014, 140 jóvenes consiguieron un lugar en la Normal de Ayotzinapa con la esperanza de ser maestros y cambiar su destino. En esta escuela aprenden a solidarizarse con los demás, valoran cada logro de cada habitante de la comunidad.

Lee el artículo completo en la revista Resiliencia #1, página 7 a 11:

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