Escrito por Óscar Oliva
No hay limites para el país del crimen
No hay nombre para el país del crimen
No hay país con nombres del crimen
No hay crímenes para el país del crimen
¿díganme, en qué país lejano hallarlos?
A décimo Junio Juvenal agrego a Francois Villon
Para componer esta balada, y pido a otros cantores
Añadan otro estribillo interrogativo: ¿dónde, en qué
país sin crímenes están los muchachos que apenas
se habían desnudado al amor?
Ayúdenme a correr junto a un rio
Que corre con demasiada fuerza
¿En dónde están, en qué casa negra, encapsulados?
En la casa blanca no están, ahí ya no habita nadie
Llegará el tiempo de otra sirenas, de otros sortilegios,
Y la blancura como lirio será un resplandor amarillo
O un lirio negro al capricho de otra dueña, otra Circe
De engaño, entre leones y lobos del mismo bosque
¿Dónde están, Madre Dolorosa?
¿Dónde están las 43 lagrimas de ayer por la tarde?
No vamos a averiguar esta mañana dónde están,
Ni en las siguientes mañanas y tardes dónde están
Ni en todo el año, que a este estribillo no nos lleve:
¡Mas dónde están los muchachos de Ayotzinapa!
No hay limites
No hay nombres
No hay país
No hay crímenes
Corren con demasiada fuerza
Lee el poema en la Revista Resiliencia #1, página 62 a 63: